No te desesperes, no solucionas nada


¿Que el mundo anda mal?
No te desesperes. Podemos hacerlo mejor.
¿Que tú estás mal?
No te desesperes. Puedes estar mejor.
¿Que tu marido anda mal?
No te desesperes. Espera y lo verás mejor.
¿Que ya no aguantas a tu esposa?
No te desesperes. Algún día la verás simpática.
¿Que tus hijos andan mal?
No te desesperes. Espera y verás que algún día cambian.

¿Que no hay trabajo en ninguna parte?
Si te desesperas encontrarás menos.
¿Que los salarios están bajos y no llegan?
La desesperación no los aumenta.
¿Que los precios están por las nubes?
Desesperándote no bajarán.

¿Que la Iglesia es pecadora?
Espera. También puede convertirse.
¿Que los sacerdotes son pecadores?
Espera. También ellos esperan la conversión.
¿Que todo el mundo miente?
Espera. Algún día descubrirá la verdad.

La vida no es fácil. ¿Lo fue alguna vez?
Que hay momentos en los que todo aparece oscuro?
¿Nunca se te ha ido la luz en casa? Pero volvió.
Que ya no das más porque todo te agobia?
¿Y crees que no vendrán tiempos mejores?

Los nervios y la desesperación no solucionan nada y lo complican todo.
Los nervios hacen más difícil llevar las dificultades.
Los nervios nos ciegan y nos impiden ver el camino.

La desesperación es olvidarse que siempre quedan posibilidades en la vida.
La desesperación es olvidarse que ni la desgracia dura por siempre.
La desesperación te lleva a solucionar los problemas de la vida, renunciando a la vida.

La desesperación es perder la fe en el futuro.
La desesperación es como quien “se arranca los pelos de rabia”.
No logra nada, pero uno se “queda calvo”.
La desesperación lo único que consigue es oscurecer más la vida.

La desesperación no soluciona nada.
Pero lo complica todo.
La desesperación no responde a nada.
Pero demuestra que ya nos hemos rendido.
La desesperación no hace ver más claro.
Pero lo pone todo oscuro.

La desesperación pone límites a tu resistencia en la lucha.
La desesperación lleva a que pierdas la fe en ti.
La desesperación lleva a reemplazar la vida por la muerte.

¿Es que la muerte tiene más luz que la vida?
¿Es que la muerte te soluciona tus problemas?
¿Es que la muerte te anuncia alguna esperanza?

San Pablo tiene una experiencia que pudiera servirnos a todos en los momentos difíciles de la vida.
“Pero llevamos este tesoro en vasos de barro, para que aparezca que la extraordinaria grandeza del poder es de Dios y que no viene de nosotros:
Atribulados en todo, mas no aplastados.
Perplejos, mas no desesperados.
Perseguidos, mas no abandonados.
Derribados, mas no aniquilados.
Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la  vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida.” (2Cor 4,7-12)

Clemente Sobrado C.P.

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